jueves, 30 de julio de 2015

Mosasaurus

Mosasaurus es un género de saurópsido  mosasáurido que vivió durante el Maastrichtiense, en el período Cretácico (era Mesozoica), hace aproximadamente 70-65 millones de años. Se han encontrado restos fósiles de mosasaurus en todos los continentes siendo su presencia más abundante en Europa Occidental y América del norte. Su nombre significa “Lagarto del Mosa” ya que el primer espécimen fue descubierto cerca del río Mosa (llamado Meuse o Maas en la lengua francesa y alemana respectivamente) Así pues la nomenclatura de este extinto animal deriva de Mosa y del término griego saurios, que significa lagarto. Cabe recalcar que el Mosasaurus no es un dinosaurio, ya que estos últimos estaban constituidos por un grupo de saurópsidos caracterizados por ser vertebrados terrestres, siendo el mosasáuridos saurópsidos acuáticos.

Representación de mosasaurus


 En la era Mesozoica el medio marino presentaba una gran hostilidad ya que estaba repleto de grandes y excelentes depredadores. En este panorama vivió el Mosasaurus coronando la pirámide trófica, siendo de esta manera el mayor depredador de su entorno.

Mapamundi del Cretácico tardío por Ronald Blakey

Esta condición sin duda la adquirió gracias a su excelente adaptabilidad al medio  la cual dotó a este coloso de las aguas de una capacidad física letal. Al igual que el Tylosaurus y Hainasaurus (otros géneros de mosasaurios; no confundir este último término indicador de una familia animal, con el de mosasaurus, que hace alusión al género concreto que nos atañe) podía alcanzar longitudes de hasta 18 metros sin embargo, el Mosasaurus era mucho más robusto que estos llegando a pesar 7 toneladas.

El mosasarus poseía una gran capacidad pulmonar la cual le permitía permanecer sumergido varias horas seguidas sin salir a la superficie a respirar. Su oído estaba dotado de un sistema de amplificación extrema que le permitía percibir los sonidos a gran distancia, si sentido del olfato también estaba altamente desarrollado, con su lengua bífida podía oler en dos direcciones al mismo tiempo.  También  tenía un grupo de nervios  en la mandíbula superior que se concentraban en el hocico, los cuales actuaban como sistema para captar la onda de presión generada por el movimiento de la presa (algo similar a las líneas de reconocimiento del gran tiburón blanco o la ecolocalización empleada por las orcas). En cuanto a su mandíbula esta era de unos dos metros de largo, con ella podía ejercer una fuerza descomunal con la que agarraba a su presa. Sin embargo pese a estar dotado de números dientes afilados y conicos no masticaba sino que engullía a sus presas. Al igual que muchos otros mosasauiridos o mosasaurios  poseía aletas en vez de patas, este dato fue conjeturado por primera vez  por el biólogo alemán Hermann Schlegel. Las dos aletas delanteras   presentaban 5 dígitos y eran más grandes que las traseras, que a su vez presentaban 4 dígitos. El tronco terminaba en una larga cola, ancha y plana, que suponía la mitad de la longitud total del mosasasaurus, la cual suponía su principal medio de locomoción en el agua,  sirviéndose de ella para alcanzar velocidades de 50 km/h.

Estas características le convertían en el mayor depredador de su tiempo, era sin duda un gran sprinter, cualidad de la cual se aprovechaba para tras permanecer oculto sorprender a sus presas. Se movía generalmente cerca de la superficie pese a poder bucear hasta llegar a grandes profundidades.

El mosasaurus mantuvo una gran competencia con el extinto tiburón ginsu (similar al gran tiburón blanco pero de tamaño mayor a este, ya que alcanzaba los 7, 5 metros de largo) y con los plesiosauros de cuello largo y corto, especialmente con los primeros los cuales alcanzaban los 12 metros y tan solo su cuello, compuesto de tejidos y músculos de gran dureza, pesaba dos toneladas, pero pese a las excelentes cualidades depredadoras de sus rivales más competentes, se impuso a ellos y elimino todo vestigio de rivalidad.

En cuanto a la reproducción de los mosasaurus poco se sabe, cabe señalar que eran animales solitarios que tan solo buscaban a otros congéneres para reproducirse.

Se sabe que en ocasiones los Mosasaurus se atacaban entre ellos cuando coincidían. Estos enfrentamientos no atendían a fines alimenticios, si no que atendían a una finalidad de eliminar competencia. Estas situaciones probablemente se agudizaron a finales del cretácico tras la gran extinción, momento a partir del cual escaseaba el alimento, pues se habían extinguido el 90% ciento de las especies marinas y la competencia por comer era enorme, llegando al punto de que los mosasaurus, situados en la cumbre de la pirámide alimentaria, se veían encaminados a extinguirse. Así pues, la gran extinción (para la cual hay numerosas hipótesis, desde un meteorito estrellado hasta un ataque extraterrestre, pasando por un aumento de la actividad volcánica o por una supernova) fue lo único capaz de acabar con el mosasaurus. 

La historia del hallazgo del Mosasaurus resulta muy interesante, ya que este fue el primer genero de reptil prehistórico en ser nombrado por lo tanto, cuando esto tuvo lugar el ser humano aun no tenía conocimiento de la existencia de los dinosaurios.

Los primeros restos de Mosasaurus descubiertos fueron los restos de un cráneo hallado en una cantera del Monte San Pedro, una colina cercana a Maastricht, en los Países Bajos. Este hecho tuvo lugar en 1764 siendo el descubridor Jean Baptiste Drouin, teniente-coronel del ejército francés coleccionista de fósiles y aficionado a la paleontología. En 1784 el fragmento de cráneo fue adquirido por el Museo Teylers (arte, historia natural y ciencias) en Haarlem (Países Bajos) en 1784. En 1790 Martinus van Marum, el primer director del Museo Teylers (museo más antiguo de los Países Bajos) publicó un estudio en el cual describía a la especie descubierta como “un gran pez que respira” algo similar a una ballena.


Mapa mostrando el caudal del río Mosa, Gran Atlas Geográfico Universal. Cultural, S.A.
En la década de los 70 del 1700 otros fragmentos de cráneo de mosasaurus fueron descubiertos cerca de la ubicación del primer hallazgo por Johann Leonard Hoffman, un físico holandés/alemán retirado quien escribió una carta al profesor  holandés Petrus Camper tratando el tema de los restos hallados. Mientras Hoffman creía que el animal era un gran cocodrilo, Camper  concluyó que se trataba de una ballena desconocida.

También a principios de esa década (entre 1770 y 1774) se descubrió una nueva fracción de cráneo de mosasaurus en un terreno propiedad del canónigo Theodorus Joannes Godding, quien más tarde lo exhibió en su casa de campo, situada en la ya mencionada colina del Monte San Pedro que se encuentra próximo a Mastricht.
A finales de 1794 la ciudad de Maastrich fue capturada por el ejército revolucionario francés. Con las tropas francesas estaba el geólogo Barthélemy Faujas de Saint-Fond junto con el comisario político Augustin-Lucie de Frécine, que durante la campaña tenía como misión llevar cualquier bien de valor científico o artístico a Francia. Ambos tenían conocimiento del segmento de cráneo de Godding y se dispusieron a usurparlo. Percatándose de que el cráneo había sido removido de la casa de campo del canónigo  y escondido dentro de la fortaleza, se dice que Frécine habría ofrecido 600 botellas de excelente vino  a quienes localizasen el cráneo y se lo entregasen intacto. En seguida le fue entregada la pieza a Frécine. A finales de 1794 el fósil fue trasladado a París como botín de guerra, donde fue declarado como patrimonio nacional y expuesto en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia.
Fragmentos de mandíbula del espécimen "gran animal de Maastricht", Muséum national d'histoire naturelle, París
El geólogo francés Barthélemy Faujas de Saint-Fond daba por hecho que el espécimen representaba un cocodrilo de gran tamaño. Sin embargo en 1798 el hijo del anteriormente citado Petrus Camper, Adriaan Gilles Camper, estudió el fósil que su padre había catalogado como perteneciente a una nueva especie de ballena. Adriaan concluyó que los restos pertenecían a un lagarto varano gigante y escribió en 1799 una carta a Georges Cuvier (naturalista francés considerado como el primer gran promotor de la paleontología y la anatomía comparada)  informándole de su estudio. Cuvier en 1808 confirmó la conclusión de Camper. El fósil pasó a formar parte de las ideas iniciales de Cuvier acerca de su teoría del catastrofismo o creaciones consecutivas (una de la predecesoras  de la teoría de la evolución) Hasta el momento prácticamente la totalidad de los fósiles de reptiles hallados, se interpretaban como especímenes similares a los contemporáneos (cocodrilos, ballenas, grandes mamíferos terrestres, peces…).
 La idea de Cuvier de que el espécimen de Maastricht era una gigantesca versión de un animal actual diferente de cualquier especie existente hoy en día resultaba extraña. Cuvier justificó esto fundándose en sus técnicas del entonces novedoso campo de la anatomía comparada, con las que ya había identificado exitosamente a ejemplares gigantes de otros grupos actuales conocidos tan sólo por sus fósiles.
Hasta que en 1822 el paleontólogo, geólogo y clérigo inglés William Daniel Conybeare lo nombró Mosasaurus, el espécimen fue conocido como “el gran animal fósil de las canteras de Maastricht.


Fossil of Mosasaurus, an extinct mosasaur,Ghedoghedo, foto tomada en Natural History Museum of Maastricht


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