Esta planta puede llegar a alcanzar los 45 cm de altura, tiene un tallo corto del que surgen hojas (de hasta 25cm) que se agrupan de forma circular y alterna. Las flores, de aproximadamente 20 mm de longitud, emanan de una larga y flexible rama (por la cual puede llegar a alcanzar los 45 cm de altura) son hermafroditas, de color amarillo con pétalos y la lígula de su corola acaba en 5 dientes. El fruto es un aquenio (fruto seco producido por muchas especies de plantas) de color pardo-rojizo de 2 o 3 mm de largo de cuyo apéndice brota un conjunto de pelos blancos (vilano). Cuando los frutos maduran extienden el vilano creando una forma esférica que facilita la dispersión aérea de la semilla (anemocoria). La floración puede producirse en cualquier momento del año, siendo esta más habitual en primavera y verano.
*Imagen: Planta Diente de león (Taraxacum Officinale), Sounds of the Entity, 2015
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*Imagen: Ciclo del Diente de león, Sounds of the Entity, 2015 |
*Imagen: Lígula de la corola del Diente de león terminada en 5 dientes, Sounds of the Entity, 2015 |
El diente de león a pesar de ser considerada en muchas ocasiones como una mala hierba, puede resultar muy positiva para los jardines, pues atrae abejas, mariposas y otros insectos que intervienen en procesos polinizadores y por otra parte beneficia a otras plantas, ya que sus raíces mueven los nutrientes de las profundidades de la tierra.
Debido a su gran adaptabilidad al medio, su cultivo no es dificultoso. Para efectuar una siembra exitosa de diente de león basta con enterrar las semillas en la tierra a unos 2 o 3 mm dejando 2 cm de separación entre cada una de ellas. Tras un riego ligero la planta brotará en 5-6 días, debiendo estar expuesta a la luz solar. En cuanto al sustrato con uno de tierra con textura media es suficiente, siendo la fibra de coco un excelente abono para esta planta. El riego debe ser adecuado a los factores de temperatura y humedad. Son idóneos los climas fríos y templados, mientras que en climas calurosos es necesario un riego habitual de la planta.
A pesar de que sus usos médicos fueron inicialmente descubiertos por médicos árabes en el siglo X (quienes hallaron propiedades diuréticas en la planta), el nombre “diente de león” se debe al médico y botánico alemán Leonhart Fuchs que en el siglo XVI recomendaba la taraxacum officinale para hacer frente a diversos malestares físicos, tomando como medida una pieza a la que llamaba diente que paso a ser conocida por la gente como diente de león (abreviatura Leonhart).
En cuanto a usos terapéuticos, el diente de león es bueno para la función hepática y biliar, equilibrar la menstruación, el colesterol, estreñimiento, anemia, ceguera nocturna, cortes cutáneos, acné, problemas circulatorios periféricos, mayor producción de leche materna, dolores musculares y estimulación aperitiva. También presenta propiedades nutritivas beneficiosas como son su alto contenido en vitaminas A y C, ácido fólico, calcio, hierro, potasio y magnesio.
Aplicando la teoría de las signaturas o teoría del signo (teoría presente tanto en la medicina antigua como en la medicina popular que, entre otros, combina principios alquímicos y astrológicos, la cual defiende que las plantas, animales o los minerales llevan a menudo sobre sí signos que permiten conocer sus virtudes) se concluye, entre otras cosas, que su color amarillo se identifica con el hígado, por lo que explica sus usos para tratar algunos problemas hepáticos; el vuelo de sus semillas hasta llegar a la tierra se asocia con la relajación muscular; las cabezas de sus pedículos (ramas de las que sale la flor) se asocia con el bienestar emocional. Por otra parte el carácter superviviente del diente de león, que es capaz de crecer entre pequeñas grietas, sobrevivir a incendios, descargas eléctricas, cortes de césped, numerosos herbicidas… hace ver que pueda ayudar al ser humano a vivir en un planeta cada vez más contaminado.
Las formas de consumo del diente de león generalmente son en infusión, gotas o cápsulas. Para su elaboración se suelen emplear sus hojas, raíces y capullos florales. Pese a ser una planta bastante segura para el consumo, presenta una posible toxicidad, efectos secundarios y contraindicaciones, por lo que ,si se desconocen, es aconsejable acudir a una herboristería o tienda de dietética para adquirir los elementos de esta planta apropiados para su consumo así como el asesoramiento necesario para evitar dichos riesgos.
En el siglo XVI, mientras Leonhart Fuchs recetaba el diente de leon para la cura y prevención de varios males, el también médico y naturista italiano Pietro Andrea Gregorio Mattioli en su obra Petri Andreae Matthioli Medici Senensis Commentarii, in Libros sex Pedacii Dioscoridis Anazarbei, de Materia Medica, Adjectis quàm plurimis plantarum & animalium imaginibus, eodem authore, o Commentarii decía que de acuerdo a los magos si una persona se frota con un diente de león será bien recibida en todas partes.
Según la astrología el diente de león corresponde al elemento aire y está regido por Júpiter (que guía a las plantas benévolas, tranquilizadoras y alegres), mientras que en la medicina ayurvédica (medicina tradicional originaria de la India) se rige por Saturno, gobernador de plantas frías, amargas y desintoxicantes.
Sus numerosas cualidades beneficiosas, su resistencia y su enigmático origen, entre otros factores, hacen que el diente de león sea una planta impregnada de misterio, lo cual ha generado que protagonice o esté presente en muchos mitos y leyendas de diversas culturas. En la mitología Griega, la Diosa Hécate, honró a Teseo con una ensalada de verduras a base de dientes de león después de haber matado al minotauro.
Existe un relato popular que cuenta la historia de un viejo avaro que encontró una olla llena de monedas de oro y antes de compartir su fortuna prefirió enterrarla. Pensando donde la enterraría se la llevo a casa en un saco. Mientras dormía un ratón hambriento que andaba en busca de comida comenzó a mordisquear el saco hasta hacerle un agujero. A la mañana siguiente, muy temprano, antes del amanecer, el viejo avaro cargó el saco y se lo llevo para enterrarlo. Durante el recorrido, en medio de la oscuridad del bosque, se percató de que el saco pesaba menos. Cuando miro en su interior, apenas quedaban unas monedas. El hombre se dio cuenta de que se le había caído el dinero y rápidamente comenzó a desandar sus pasos para recoger todas las monedas, desesperadamente observó que las monedas se habían enterrado convirtiéndose en flores doradas. Los duendes del bosque habían transformado las monedas de oro en flores doradas para que todo el mundo las disfrutase.
Una leyenda nativo americana dice que hubo una vez una hermosa doncella de cabellos dorados a la que amaba el viento del sur. Pero el viento del sur era demasiado perezoso para cortejarla, por lo que permanecía en la sombra observando como ella olía las flores. Espero tanto tiempo que un día al despertar de una siesta vio que los cabellos de la doncella se habían vuelto gris, el creyó que era un truco de su hermano, el viento del norte, que habría echado escarcha encima de su amada blanqueando así su pelo dorado. Sin embargo poco después comprobó que había perdido la oportunidad y desde entonces suspira por el amor que en su momento pudo haber gozado, y esos suspiros crearon el diente de león.
*Imagenes: Diente de León en diferentes fases entre hojas de camelia caídas en jardín, Sounds of the Entity, 2015
*Imagenes: Dientes de león en un jardín, Sounds of the Entity, 2015